No hay duda que cuando Dios actúa, nada ni nadie se le podrá oponer. Quien se atreva por muy Faraón o faraoncito que sea, será derrotado.
La historia la encontramos en el Egipto antiguo frente a un hombre "poderoso" quien tenía sometido al pueblo hebreo. Ante tantas calamidades, el pueblo de Dios clamó al cielo de todo corazón y fue escuchado. La libertad vino después de largas pruebas y negociaciones entre Moisés y Faraón. Este último, resistía petición tras petición sin imaginarse que la derrota estaba al frente a sus propios ojos. Todo era cuestión de tiempo.
Aquel hombre ciego pensó que tenía el control sobre los "débiles". El mirar a una simple persona tartamudeando haciendo su respectiva solicitud para servir al Señor Todopoderoso en un lugar apartado, Faraón no tenía idea quien respaldaba aquel humilde hombre llamado Moisés, Dios.
Confrontado tras cada prueba conocida como las diez plagas de Egipto (sangre, ranas, piojos, moscas, ganado, granizo, úlcera, langostas, tinieblas y muerte de los primogénitos (Exodo 7 al 11)). Cada plaga era un juicio de Dios dirigida contra lo que Egipto adoraba como supremo.
El corazón endurecido de aquel líder no le permitió darse cuenta de los errores que cometía por sus malas decisiones. Defendía una postura errada por recomendaciones de sus adivinos y consejeros quienes fungían como asesores, dando como resultado que cada recomendación estaba cada día más lejos de la realidad.
Tras negarse por nueve pruebas consecutivas, la número diez le hizo caer de rodillas. Finalmente, fue derrotado en su propio terreno y sin ninguna posibilidad de retomar lo que Dios le había quitado de sus manos, el poder.
Tras una persecución contra el pueblo de Dios, la derrota se hizo presente delante del Faraón y sus seguidores. El día final había llegado y los hebreos habían conseguido su libertad después de tantos días amargos.
Esta historia verdadera aplicada a contextos actuales en diferentes escenarios y niveles de jerarquías, encontramos varios aspectos para analizar: 1. De Dios nadie se burla. 2. Ningún ser sobre la faz de la tierra puede cambiar los planes del Todopoderoso. 3. Cuando Dios manda hasta los demonios obedecen. En conclusión, podemos decir que las opresiones, los saqueos, las burlas y la maldad en general, tienen sus días contados.
Esta historia verdadera aplicada a contextos actuales en diferentes escenarios y niveles de jerarquías, encontramos varios aspectos para analizar: 1. De Dios nadie se burla. 2. Ningún ser sobre la faz de la tierra puede cambiar los planes del Todopoderoso. 3. Cuando Dios manda hasta los demonios obedecen. En conclusión, podemos decir que las opresiones, los saqueos, las burlas y la maldad en general, tienen sus días contados.
Bendiciones