Si en una oportunidad, nos hemos quejado porque nuestros padres no nos dieron lo que estaba de moda, es el tiempo de agradecer a Dios, porque Él nos ha dado el mejor regalo, la vida.
En algunos casos, los padres biológicos dan a su hijos lo único que tienen, sin faltar el calor de familia. Seguramente, algunos de nosotros nos identificamos con esta crianza. Otros, la hubiesen querido tener, a pesar de no haberles faltado lo material de ningún tipo.
El ser humano que crece con principios y valores sólidos, será un ciudadano digno en cualquier sociedad. Digno de representar a su familia sin importar los niveles económicos y educativos de sus padres. Los valores familiares no tienen precio, no se pueden comprar. Nadie puede comprar ni vender el amor familiar.
Dios manda a toda su creación con rol de padre que enseñen a sus hijos, los valores y principios que rige este mundo a través de su manual. Su Palabra no regresa vacía, todavía hay tiempo.
Ama a Dios, a tus padres, a tu prójimo y a ti mismo.
"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes".
Deuteronomio 6:5-7
Bendiciones
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