La envidia es un sentimiento que una persona posee, demostrando sufrimiento y disgusto al ver en otros semejantes que les va bien en cualquier área de sus vidas. Nace en el corazón, se maquina en la mente, los ojos los delatan y las acciones revelan las actitudes de los envidiosos su pecado.
La Biblia nos muestra ejemplos al respecto, veamos algunos de ellos:
José, fue vendido por sus hermanos, porque sus corazones estaban contaminados por la envidia. Maquinaron y ejecutaron la acción, mintieron a su padre y con el tiempo Dios llevó a José a un lugar inimaginable. Lo colocó como gobernador de Egipto y salvó a la población de la hambruna. (Génesis 37-42).
El hijo de Dios, fue entregado por la envidia de Judíos y Romanos. Jesús lo sabía (Mateo 27:18 y Marcos 15:10). Luego vino su legado hasta la fecha.
El Apóstol Pablo, hace mención de las características del porqué la culpabilidad del hombre. En su carta a los Romanos 1:29-32 expresa: "...Se han llenado (los hombres y mujeres) de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres, son insensatos desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican".
Pablo, también fue un hombre envidiado. Por escribir la verdad, fue ejecutado y hoy, nosotros podemos leer sus cartas gracias al plan de Dios.
Mis estimados lectores, cuando el ser humano es vilmente atacado por los envidiosos, intentarán destruirte; en ese momento de turbulencia, solo recuerda que Dios estará observando. Con el tiempo, el envidiado será exaltado y el envidioso será castigado por el Creador.
Bendiciones
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