Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Hebreos 4:12
¿Quién puede engañar a Dios?. Evidentemente que ningún ser humano tiene esa potestad, lo que si es seguro es que se engañe a sí mismo o pueda engañar a otros con sus respectivas mentiras.
Los ojos divinos son tan potentes que ni los cardiólogos, ni los rayos x, pueden detectar lo que el ser humano guarda en el corazón. Nunca he leído un informe médico que se refiera a que un hombre haya muerto porque tenía un porcentaje considerable de envidia, amargura, malas intenciones, rencor, venganza, desobediencia; de manera metafórica la traducimos como una persona con un corazón de piedra. El informe médico dirá que la causa de muerte fue producto de un infarto.
Cuando decidimos ir al Médico por excelencia y le confesamos que tenemos un peso muy fuerte en el pecho, El nos desnuda y nos da una hermosa noticia: yo les quitaré ese corazón duro como la piedra, y les daré un nuevo corazón y un nuevo espíritu. Ezequiel 11:19, En estos tiempos modernos, uno le puede preguntar: ¿Cuánto me costará la operación?, ya sabemos la respuesta. Nuestro Médico no cobra honorarios profesionales. En el récipe solo nos pide lo siguiente: seamos obedientes a sus ordenanzas y caminemos en sus estatutos. Aquel que se salga de estas recomendaciones tendrá sus consecuencias.
De esta manera nos da libre albedrío para que tomemos una decisión. Solo un último detalle, recuerda que ese Médico por excelencia fue el que nos dio la vida.
Bendiciones para todos.
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