Muchas veces hemos confundido amor con
sensualidad o sexualidad. Si bien es cierto que el comportamiento de una
persona cuando está enamorada lo complementa con algunas actividades para
demostrar que tiene amor, también es cierto que con el tiempo, las mariposas desaparecen
del estómago y la frecuencia íntima disminuye. Esto no quiere decir que el amor
ha desaparecido, simplemente las cosas cambian y las personas también.
El verdadero amor tiene algunas características que
no cambian, porque la naturaleza del mismo cumple con lineamientos específicos;
los cuales, son inalterables. Con frecuencia, vemos en otras personas algunas
debilidades que uno mismo puede padecer de lo que mi semejante tiene. Ejemplo:
ser egoísta, envidioso, orgulloso, vanidoso, rencoroso y otras más que
seguramente pudiéramos resumir con la palabra maldad.
Cuando revisamos las características que tiene el
verdadero amor a la luz de la Palabra de
Dios, encontramos en la Primera Carta a los Corintios 13:4-8ª lo siguiente:
- El amor es paciente, es bondadoso.
- El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
- No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
- El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad.
- Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
- El amor nunca deja de ser.
Se imagina por un momento mi apreciado(a)
lector(a), si todas las personas pudieran trabajar estas características del
amor, ¿Cómo sería este mundo?, totalmente diferente. Ahora que lo tenemos claro
como Dios quiere que lo practiquemos, entonces tenemos una gran tarea a
desarrollar. Desde espacio, te animo a meditarlo y a practicarlo. Los
resultados serán sorprendentes. Pídale a Dios que te de la dirección correcta
para cumplir este desafío.
Dios les bendiga
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