Voy a referirme a un tema que seguramente puede traer comentarios en que
estén de acuerdo o en desacuerdo, dependiendo desde el punto de vista que usted
apreciado lector lo quiera ver. De antemano, les manifiesto que este escrito
está a la luz de la Palabra de Dios.
Desde hace un tiempo considerable, existe una avanzada en tergiversar y el
de no reconocer los mandamientos que encontramos en la Biblia. No hay otro
libro en el mundo que enseñe de manera perfecta el proceder del hombre y la
mujer; de eso no tengo la menor duda.
En esta oportunidad, nuestro tema se refiere al Matrimonio entre un hombre y una Mujer. El mandato del Señor como una institución Divina. El matrimonio no fue creado por el hombre sino por Dios. En el libro de Mateo 19:5-6, Jesús le responde a los fariseos (que querían probarlo para acusarlo) de la siguiente manera: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo” Así que ya no son dos, sino uno solo; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
En esta oportunidad, nuestro tema se refiere al Matrimonio entre un hombre y una Mujer. El mandato del Señor como una institución Divina. El matrimonio no fue creado por el hombre sino por Dios. En el libro de Mateo 19:5-6, Jesús le responde a los fariseos (que querían probarlo para acusarlo) de la siguiente manera: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos llegarán a ser un solo cuerpo” Así que ya no son dos, sino uno solo; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
Por eso en la matemática de Dios, 1+1=1. El
hombre no está autorizado para disolver este resultado. Aún así, los fariseos
le citan sobre el porqué de la carta de divorcio en los tiempos de Moisés
(Deuteronomio 24:1). Para comprender un poco el contexto de la época, la mujer
era propiedad de los padres y luego del marido. La carta de divorcio era una
protección para la mujer de aquel tiempo, lo cual si era despedida por su
esposo y le daba la carta de divorcio, ella quedaba libre para casarse, y
probar con la carta de divorcio que no estaba adulterando al volverse a casar.
Jesús en su enseñanza a quienes le oía, llega
al punto crucial; y dice estas palabras acerca del divorcio: Les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, el que se divorcia de su esposa, y se casa con otra, comete adulterio. (Mateo 19:9).
El apóstol Pablo, toca este punto en su
primera carta a los Corintios; la cual, recomiendo que la lean detenidamente (1 Corintios
7:1-16). En un pequeño resumen, Pablo les dice a las mujeres, que no abandonen
a sus esposos, y que los esposos no abandonen a sus esposas. Pero si lo han hecho por alguna causa, recomienda que se queden sin casar, a no ser que se reconcilie con su marido si es mujer, o con su esposa, si es hombre. Pablo dice que aunque exista una separación dentro del matrimonio, si deseas ponerte a derecho delante de Dios, el camino es la reconciliación. De esa manera no se altera la matemática del Divina: 1+1=1.
Dios les bendiga
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