viernes, 18 de marzo de 2016

DE TU ENVIDIA NACIÓ MI FAMA

La envidia es un sentimiento que una persona posee, demostrando sufrimiento y disgusto al ver en otros semejantes que les va bien en cualquier área de sus vidas. Nace en el corazón, se maquina en la mente, los ojos los delatan y las acciones revelan las actitudes de los envidiosos su pecado.

La Biblia nos muestra ejemplos al respecto, veamos algunos de ellos: 

José, fue vendido por sus hermanos, porque sus corazones estaban contaminados por la envidia. Maquinaron y ejecutaron la acción, mintieron a su padre y con el tiempo Dios llevó a José a un lugar inimaginable. Lo colocó como gobernador de Egipto y salvó a la población de la hambruna. (Génesis 37-42).

El hijo de Dios, fue entregado por la envidia de Judíos y Romanos. Jesús lo sabía (Mateo 27:18 y Marcos 15:10). Luego vino su legado hasta la fecha.

El Apóstol Pablo, hace mención de las características del porqué la culpabilidad del hombre. En su carta a los Romanos 1:29-32 expresa:  "...Se han llenado (los hombres y mujeres) de toda clase de maldad, perversidad, avaricia y depravación. Están repletos de envidia, homicidios, disensiones, engaño y malicia. Son chismosos, calumniadores, enemigos de Dios, insolentes, soberbios y arrogantes; se ingenian maldades; se rebelan contra sus padres, son insensatos desleales, insensibles, despiadados. Saben bien que, según el justo decreto de Dios, quienes practican tales cosas merecen la muerte; sin embargo, no sólo siguen practicándolas sino que incluso aprueban a quienes las practican".

Pablo, también fue un hombre envidiado. Por escribir la verdad, fue ejecutado y hoy, nosotros podemos leer sus cartas gracias al plan de Dios.

Mis estimados lectores, cuando el ser humano es vilmente atacado por los envidiosos, intentarán destruirte; en ese momento de turbulencia, solo recuerda que Dios estará observando. Con el tiempo, el envidiado será exaltado y el envidioso será castigado por el Creador.

Bendiciones

miércoles, 2 de marzo de 2016

LA SEQUÍA

“Si obedeces cuidadosamente los mandatos que te entrego hoy y si amas al Señor tu Dios y lo sirves con todo tu corazón y con toda tu alma,  él mandará las lluvias propias de cada estación —las tempranas y las tardías—, para que puedas juntar las cosechas de granos, el vino nuevo y el aceite de oliva. Te dará buenos pastizales para que se alimenten tus animales, y tendrás todo lo que quieras comer. Pero ten cuidado. No dejes que tu corazón sea engañado y entonces te alejes del Señor y sirvas y rindas culto a otros dioses.  Si haces eso, el enojo del Señor arderá contra ti. Entonces cerrará el cielo y detendrá la lluvia, y la tierra dejará de producir sus cosechas…” Deuteronomio 11:13-17 NTV

La sequía ambiental es producto de la sequía espiritual.
Bendiciones