Hablar
de fidelidad, implica comprender la acción de ser honestos, rectos, leales,
confiables y toda actitud que se encuentre apegada a un verdadero compromiso
adquirido ante otra(s) persona(s). Para que exista fidelidad, tiene que
existir una alianza o pacto entre las
partes. Eso nos lleva a continuar con quienes nos hemos comprometido íntegramente. al mantener una amistad
verdadera, el matrimonio, la familia, los verdaderos amigos, son buenos ejemplos.
He
escuchado en repetidas ocasiones la frase: “Hoy en día no se puede confiar en
ninguna persona”. Si eso es así, estamos ante una crisis de fidelidad con el
prójimo. ¿Por qué no existe el tener confianza en otras personas?. En mi
opinión, podemos comenzar por nosotros mismos al preguntarnos: ¿Somos
confiables para los demás?. Si la respuesta es positiva, te felicito porque
eres una persona fiel, honesta, correcta en tus acciones. En cambio si el
resultado no fue tan positivo, es bueno reflexionar donde está la falla.
Corregir la dirección por el camino que transito, implica un cambio de actitud
e ir al corazón de manera sincera.
¿En
nuestro andar diario, reflejamos el arcoíris con nuestro(s) semejante(s)?. Toda
persona que sea fiel a Dios, podrá ser fiel al prójimo. Es muy favorable
revisar nuestro inventario de la relación con Dios, nuestros familiares,
amistades y los verdaderos amigos. Si consideras que debes cambiar algún
aspecto de la vida, este es el momento. No te voy a desear buena suerte;
simplemente te digo que el Dios Todopoderoso, te de la sabiduría para tomar la
mejor decisión en el camino de la fidelidad.