lunes, 24 de febrero de 2014

¿QUIÉN TIENE EL CONTROL?

Los últimos días que hemos vivido, han sido dolorosos en varios sentidos. El sufrimiento de muchos por la partida de sus familiares de este mundo de una manera inesperada, han embargado de luto varios hogares que desde la distancia y hasta en el propio silencio acompañamos sus lágrimas por la dificultad que atraviesan sus vidas. Los que seguimos consternados, viviendo los acontecimientos y aquellos que se hunden en la desesperanza, quiero animarles desde este espacio con la siguiente frase: “EL TIEMPO DE DIOS ES PERFECTO”, es mi deseo compartirles  en lo que estoy completamente seguro y que cada uno de nosotros debe transitar el camino correcto. 

Dios dará la victoria segura, para Él no hay imposibles (Lucas 1:37). De todo este tiempo vivido, debemos tener un aprendizaje para nuestras vidas.

No hay duda que Dios es el dueño de todo. El nos ha dado muchas bendiciones como nación, pero también es cierto que hace silencio cuando le han dado la espalda. En el Segundo libro de Crónicas hay una enseñanza que podemos ponerla en práctica y estoy seguro que los resultados serán sorprendentes. “Si mi pueblo se humilla sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra”. (2 Crónicas 7:14).

Si te animas a pedirle a Dios por esta nación con un corazón humilde, en el libro de Mateo, capítulo 6, nos enseña cómo debemos hacerlo: “Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando pidan a Dios, no imiten a los paganos con sus letanías interminables: ellos creerán que un bombardeo de palabras hará que se los oiga. No hagan como ellos, pues antes de que ustedes pidan, su Padre ya sabe lo que necesitan”. (Mt. 6:6-8).

No tengo la menor duda que Dios concede la victoria a la constancia. Es un buen momento para animarnos los unos a los otros y tener un mismo sentir (familia, amigos, vecinos). El poder de la oración no tiene comparación.

Por último, les invito que tengan presente lo siguiente: Dios tiene el control de todo; a Él nadie le gana en generosidad.

Dios les Bendiga.

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