En casi todos los ámbitos de la sociedad encontramos un virus que se ha vuelto muy contagioso desde tiempos antiguos. Es un virus que ha persistido y nos da una perspectiva en como se ha desarrollado en las generaciones más recientes. Jesús nos deja enseñanzas al respecto. "No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos". (Mateo 7:18). En mi opinión, si ocurriera lo contrario, entonces estaríamos ante un fraude de la naturaleza, pero no es así. La naturaleza es perfecta.
El hombre por su parte, se ha desviado del propósito original de Dios y en su afán por querer dominar a otros, ha desarrollado la carrera del actor, es decir, fingir por excelencia. Por mucha apariencia que un ser humano use a diario, no importa la cara que ponga, el fruto siempre saldrá a la luz y será descubierto delante de todos. "Pues no hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz". (Lucas 8:17).
En cualquier diccionario podemos buscar el significado de la palabra HIPOCRESÍA. Éstos lo describen como el fingimiento de sentimientos o cualidades diferentes a las que se tienen. Por lo tanto, un hipócrita es un simple actor, lastimosamente para unos es perdurable. En conclusión, un hipócrita es un ser mentiroso.
En cualquier diccionario podemos buscar el significado de la palabra HIPOCRESÍA. Éstos lo describen como el fingimiento de sentimientos o cualidades diferentes a las que se tienen. Por lo tanto, un hipócrita es un simple actor, lastimosamente para unos es perdurable. En conclusión, un hipócrita es un ser mentiroso.
Una de las características más sobresalientes del hipócrita es que cuando habla, produce daño. Habla mal del prójimo para él sobresalir como "santo" cuando se ve amenazado. Es un maquinador nocturno de su maldad. Se cree dios salvador, es mentiroso por excelencia, de esta manera encubre sus faltas. Escucha siempre con apariencia de calma, bondad, paciencia, y son de falsa sonrisa en su cortesía. Cuando son descubiertos, no te miran a la cara.
Existe una herramienta que nos dejaron para estar protegidos contra el virus de la hipocresía. Esa herramienta proviene del gran maestro, Jesús: "... comenzó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos diciendo: Cuídense de la levadura de los fariseos, es decir, de su hipocresía. Porque no hay ningún secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Por tanto, todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad, se oirá a la luz del día; y lo que han dicho en secreto y a puerta cerrada, será gritado desde las azoteas de las casas". (Lucas12:1-3)
Pablo, también nos dejó su aporte al respecto: "Pero el Espíritu dice claramente que en los últimos tiempos algunos apostatarán de la fe, prestando atención a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios, mediante la hipocresía de mentirosos que tienen cauterizada la conciencia" (1 Timoteo 4:1-2).
La Palabra de Dios, es una herramienta poderosa que nos permite revisarnos antes de mirar a otros. Si cada hombre se diera el permiso de escanearse ante la Luz de la Palabra, encontraría cosas interesantes por cambiar. La decisión es personal.
Bendiciones