lunes, 4 de enero de 2016

FARAÓN DERROTADO

No hay dudas que cuando Dios actúa nada ni nadie se le podrá oponer. Quien se atreva por muy Faraón que sea, será derrotado.

La historia la encontramos en el Egipto antiguo frente a un hombre "poderoso" quien tenía sometido al pueblo hebreo. Ante tantas calamidades, el pueblo de Dios clamó al cielo de todo corazón y fue escuchado. La libertad vino después de largas pruebas y negociaciones entre Moisés y Faraón. Este último, resistía petición tras petición sin imaginarse que la derrota estaba al frente a sus propios ojos, todo era cuestión de tiempo.

Aquel hombre ciego pensó que tenía el control sobre los "débiles", solo por mirar a una simple figura de un tartamudo pidiéndole permiso para servir al Señor Todopoderoso en un lugar apartado. Lo que no sabía Faraón era quien respaldaba aquel humilde hombre llamado Moisés, Dios.

Faraón fue confrontado tras cada prueba conocida como las diez plagas de Egipto (sangre, ranas, piojos, moscas, ganado, granizo, úlcera, langostas, tinieblas y muerte de los primogénitos (Exodo 7 al 11)). Cada plaga era un juicio de Dios dirigida contra lo que Egipto adoraba como supremo.

El corazón endurecido de aquel líder no le permitió darse cuenta de los errores que cometía en sus malas decisiones. Defendía una postura errada por recomendaciones de sus adivinos y consejeros quienes fungían como asesores, dando como resultado que cada recomendación dada estaba cada día más lejos de la realidad. 

Tras negarse por nueve pruebas consecutivas, la número diez le hizo caer de rodillas. Finalmente, fue derrotado en su propio terreno y sin ninguna posibilidad de retomar lo que Dios le había quitado de sus manos, el poder.

En esta historia verdadera aplicada a contextos actuales en diferentes escenarios y niveles de jerarquías, encontramos varios aspectos para analizar. La principal enseñanza que encontramos es que de Dios nadie se burla. Ningún ser sobre la faz de la tierra puede cambiar los planes del Todopoderoso y cuando Dios manda los demonios obedecen. En conclusión podemos decir que las opresiones, los saqueos, las burlas y la maldad en general, tienen sus días contados.

Bendiciones

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