miércoles, 2 de julio de 2014

INSTRUYE BIEN AL NIÑO EN SU CAMINO

Seguramente, todos podemos recordar los buenos y malos momentos cuando fuimos niños. Nuestra crianza en la familia que tuvimos para la época; la recordamos como la mejor época donde reímos y lloramos. Épocas más sanas, de compartir, jugar, abrazarse con los seres queridos, estudiar, divertirse, celebrar cumpleaños, dar y recibir regalos, las navidades, los  viajes,  algunas enfermedades; y todas las que podamos recordar las llevamos en el baúl de nuestros corazones.

Somos lo que somos, porque hemos aprendido valores éticos y morales a través del tiempo en el crecimiento personal, espiritual y profesional. En determinado momento, hemos decidido hacer cambios en la vida como mudarnos por convicción o conveniencia. Lo que si debemos tener claro, es la no decisión sobre la elección de los padres biológicos que tenemos o tuvimos dependiendo del caso, fueron el instrumento de Dios para sembrar la semilla y por eso estamos aquí, bajo un propósito.

En pleno siglo XXI, los tiempos han cambiado. Los niños del ayer, hoy tienen el rol de experimentar lo que vivieron nuestros padres; y los pequeños de hoy, viven su mejor época (tecnológica); y para los progenitores pueden ser tiempos de crisis. Educar hoy día no es lo mismo que la educación recibida en nuestros tiempos, pero existe un principio que se ha mantenido vigente por miles de años, el cual dice: "Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él". (Proverbios 22:6). Este es un verdadero principio sólido y bien consolidado. No es un consejo humano, este principio viene de Dios. Nos dice los beneficios que tenemos si somos obedientes a sus enseñanzas.

Es el único Padre que siempre tenemos a la hora de tener una dificultad, él nos recuerda en su amor lo siguiente: "Hijo mío, no olvides mis enseñanzas; y ten en mente mis mandamientos, porque alargarán tu existencia y te darán años de vida y paz. Que el fiel amor y la verdad nunca te abandonen. Átalos a tu cuello, escríbelos en tu corazón, así recibirás la aprobación y el aprecio de Dios y de la gente". (Proverbios 3:1-4).

Dios les bendiga.

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